jueves, 20 de agosto de 2020

Julieta Venegas - Bueninvento (2000)


Existen muchos discos sobre desamor y desahogo. Con el pasar de los años la lista se abulta tanto que a momentos su fórmula se torna repetitiva y gastada. Bueninvento encajaría perfectamente en esta categoría, pero incluso hoy, a 20 años de su edición sigue siendo un álbum imprescindible para corazones rotos. Lo irónico es que, a pesar de mantener su chispa intacta, este podría ser el disco menos explorado por los fans de la mexicana, y a la vez el más atesorado por un puñado de fieles creyentes. 

Después de un primer disco plagado de mensajes políticos, Bueninvento parecía el paso seguro hacia la consolidación de Julieta Venegas en el panorama alternativo de principios de siglo. Sombrío, reflexivo, agresivo y profundamente personal, al parecer poco accesible para las masas. la historia, sin embargo, terminaría poniendo todas las piezas en su lugar y dándole a esta exploración musical de Venegas, el carácter que en su momento parecía difuminado por la tibia recepción del público. 

Con estas credenciales no es extraño que, para muchos, en los que nos incluimos, este sea el mejor disco de Julieta. Y es que el salto entre Bueninvento (2000) y (2003) es abismal. Donde el primero sorprende por su eclecticismo, el segundo se simplifica y entrega un paquete más digerible. Entonces, ¿Qué es lo que hace de Bueninvento la obra maestra de Venegas?

 

Empezando por el apartado lírico, este disco ofrece las canciones más cripticas y ricas de su repertorio. Fe introduce este cancionero de despecho, cual tutorial para superar un rompimiento. Casa abandonada es una oda a la obsesión y la idealización romántica. En esta misma línea canciones como Enero y abril, y Salvavidas presentan una cara obtusa del amor. En esta última encontramos el aura que envuelve el disco, una especie de optimismo-pesimismo, que a momentos llega a ser perturbador: "Regálame obsesión, entrégame tu devoción. Para estar felices debo saberte mi posesión".

La titular Bueninvento y Seria feliz son la cara más expuesta del disco. En ambas se aprecia un ansia post-adolescente, nuestra eterna búsqueda de una idealizada felicidad. Ansiedades liberadas, estas dos canciones son el testimonio más fehaciente de la humanidad de la artista.

 

En el plano musical este disco no deja de sorprender por la cantidad de recursos empleados en su armado. Con la producción de Joe Chicarelli y Meme del Real, Bueninvento viene a ser el Re (Café Tacvba, 1994) de Venegas, un disco que refleja a la perfección las búsquedas de la música alternativa de finales de los noventas; aquí los híbridos entre rock, pop y trip hop son aderezados con detalles que enriquecen las composiciones de la mexicana. 

Entre la dureza de las letras y su contraparte musical, destacamos tres piezas que a la fecha se han convertido en las canciones más aguerridas del cancionero de Venegas. Voluntad, Siempre en mi mente, el imperdible tributo a Juan Gabriel y la enérgica Instantánea. Cada una explora a su manera el inseparable vínculo entre el amor y la pérdida, desde el desgano y el desprecio hasta la añoranza y la urgencia de la memoria.

 

Dicen que el valor de un disco se lo otorga la forma como envejece. Buenivento entonces es une jovencite atrevide que se mantiene vital y vigente a 20 años de su edición, funcionando cómo testimonio de un corazón roto, ansioso y furioso, que a la vez imprime una inusitada esperanza en el oyente. Revisitar este disco confirma que podemos superar nuestros demonios amorosos, avanzar y mirar atrás sin miedo de volver a caer.

 

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